martes, 9 de febrero de 2010

Dolor y arte: Frida Kahlo

Frida Kahlo (1907-1954), pintora mexicana que realizó principalmente autorretratos, en los que utilizaba una fantasía y un estilo inspirados en el arte popular de su país.
A los 16 años resultó gravemente herida en un accidente de camión y comenzó a pintar durante su recuperación.
Tres años más tarde le llevó a Diego Rivera algunos de sus primeros cuadros para que los viera y éste la animó a continuar pintando. En 1929 se casaron.
Influida por la obra de su marido, adoptó el empleo de zonas de color amplias y sencillas plasmadas en un estilo deliberadamente ingenuo. Al igual que Rivera, quería que su obra fuera una afirmación de su identidad mexicana y por ello recurría con frecuencia a técnicas y temas extraídos del folclore y del arte popular de su país.
Más adelante, la inclusión de elementos fantásticos, claramente introspectivos, la libre utilización del espacio pictórico y la yuxtaposición de objetos incongruentes realzaron el impacto de su obra, que llegó a ser relacionada con el movimiento surrealista.
Sus cuadros representan fundamentalmente su experiencia personal: los aspectos dolorosos de su vida, que transcurrió en gran parte postrada en una cama, son narrados a través de una imaginería gráfica. Comentamos algunas de sus obras más destacadas.

El 17 de septiembre de 1925, Frida sufre el accidente que le cambió la vida. Un año después, ella hizo el boceto El accidente en el estilo tradicional de las pinturas religiosas o ex-voto mexicanas. Tradicionalmente, estas pinturas son ejecutadas sobre láminas de hojalatas y retratan la escena en la que ocurre un hecho milagroso. El milagro ocurrido en este boceto es que Frida no murió. Una de las características de ex-voto es que la escena es descrita de manera doble, en dibujo y palabras. Muchas de las pinturas de Frida incorporarán elementos del estilo del ex-voto.

Mi nacimiento (1932) recuerda a la diosa precolombina, Tlazolteoltl. Kahlo no desvela la expresión de la parturienta,
a la que cubre con una sábana como si estuviera muerta. Es la expresión máxima de la reencarnación, de la perpetuación de la vida: un cuerpo inerte que da a luz. La muerte de su madre coincidió con la realización de este lienzo y, quizá conmocionada por el suceso tapó el rostro a su madre con una sábana de la misma manera que se cubre a los difuntos.

Expresa la desintegración de su cuerpo y el terrible sufrimiento que padeció en obras como La columna rota (1944) en la que aparece con un aparato ortopédico de metal y con el cuerpo abierto mostrando una columna rota en lugar de la columna vertebral. Sin esperanza (1945), El venado herido (1946) o El árbol de la esperanza (1946) son otros ejemplos que muestran el dolor de Frida.

Su dolor ante la imposibilidad de tener hijos lo plasma en Hospital Henry Ford (1932) en la que se ve a un bebé y varios objetos, como un hueso pélvico y una máquina, diseminados alrededor de una cama de hospital donde yace mientras sufre un aborto.

Con toques de humor realiza Unos cuantos piquetitos (1935) Está inspirado por el asesinato de una mujer a manos de su novio quien, borracho, la apuñaló veinte veces. Al comparecer ante el juez, en su defensa arguyó que sólo le había dado «unos cuantos piquetitos». Kahlo ensancha la escena hasta el marco, sobrepasando el límite de la pintura.

El transcurrir del matrimonio no fue nunca fácil para Frida y Diego. Ella era su chicuita y él su príncipe sapo, sin embargo los problemas siempre estuvieron presentes. Esta relación tormentosa y apasionada sobrevivió infidelidades, la presión de sus carreras, el divorcio, una segunda boda, los asuntos amorosos lésbicos de Frida, su mala salud y su incapacidad de tener niños. Varias obras mostrarán el dolor que esta relación producía en Frida.

Las dos Fridas (1939) fue realizada en la etapa en la que ella se divorcia de Diego, entre 1939-40. Se trata de un doble autorretrato en el que la artista expresa sus sentimientos en esos momentos. La Frida de la izquierda es la que no quiere más a Diego. Vestida al estilo europeo, con el corazón desgarrado, unas tijeras en la mano dando a entender que ha roto la unión con Rivera; el vestido manchado de sangre, recuerdo de las operaciones quirúrgicas, abortos, etc. La Frida de la derecha ataviada con el traje tradicional mexicano, el corazón completo y un retrato en miniatura de Diego en la mano, es la Frida todavía enamorada.

Las infidelidades de Diego y el deseo de Frida de poseerlo en exclusiva se reflejan en Autorretrato como Tehuana o también conocido como Diego en mis pensamientos (1943). La miniatura del retrato de Diego en su propia frente indica el amor obsesivo que Frida sentía por el pintor de frescos…él está constantemente en su pensamientos.

El autorretrato Diego y yo (1949) realizado en el momento en el que corrió el rumor de que Diego intentaba casarse con la estrella de cine, María Félix, con quien mantenía un romance. A pesar de que nada de esto resultó, Frida terminó profundamente herida. Aparece triste, las lágrimas resbalan por sus mejillas, su cabello (que tanto admiraba su esposo) está enredado alrededor de su cuello sugiriendo que la situación la está estrangulando.

Autorretrato con el retrato de Diego en el pecho y María Félix entre las cejas (1954) es el último autorretrato de Frida. Después de 1951, Frida sufría dolores tan fuertes que ya no era capaz de trabajar sin tomar sedantes…a veces con alcohol. Su medicación, cada vez más fuerte, podría ser la razón de que sus pinceladas cada vez eran menos precisas, las capas de pintura más gruesa, en contraste con el preciso detalle de sus cuadros anteriores. En la obra trata de nuevo la infidelidad de su esposo empleando en este caso el humor como medio de afrontar el dolor que la situación le producía.

Durante su vida, Frida creó unas 200 pinturas, dibujos y esbozos relacionados con las experiencias de su vida, dolor físico y emocional y su turbulenta relación con Diego. Ella pintó 143 pinturas, 55 de las cuales son autorretratos. Cuando le preguntaban por qué pintaba tantos autorretratos, Frida contestaba: "Porque estoy sola tan a menudo, que soy la persona que conozco mejor".

Kahlo pintaba para vivir, para soportar el sufrimiento, la tristeza y el dolor que le persiguieron durante su corta existencia.

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